#20 Volver a donde hemos sido felices
Cuando era pequeña, nunca entendía por qué - siempre lo escuchaba en las pelis - era de inteligentes dejar las cosas cuando mejor iban. Dejar la fiesta cuando está en su mejor momento, cuando estas ganando al Black Jack, cuando has tenido una cita estupenda con una mujer imposible. No le alcanzaba a ver la lógica por ningún lado porque, si estaba yendo tan bien, ¿por qué no seguir? ¿Por qué no disfrutarlo hasta el final? Supongo que por entonces no tenía mucha experiencia con la decepción.
Y una duda que surge de todo esto es, ¿deberíamos volver a los sitios de donde hemos sabido irnos a tiempo? Es decir, los sitios donde hemos sido intensamente felices y donde la decepción no ha encontrado un hueco para ensombrecer nuestro recuerdo. Antes me parecía arriesgado y de valientes volver a esos lugares, pero ahora pienso ¿y por qué no? ¿Por qué tenerle miedo a una playa, una casa, un café, un parque, una ciudad donde, sí, tenemos muy buenos recuerdos, pero donde podríamos tener otros igual de buenos o simplemente diferentes en su forma? Supongo que es por miedo a estropear la función, el happy ending, la nostalgia positiva, pero considero que se parece bastante a releer libros que nos han encantado. Hay gente que se niega a leer sus libros preferidos por miedo a que ya no les gusten, por perder ese hilo de afecto que les unía.
Para mí, releer mis libros preferidos es vital, no por el hecho de ver si me siguen gustando, sino por ser consciente de lo que yo he cambiado. Lo noto cada vez que releo El despertar de la Señorita Prim o 84 Charing Cross Road. Cada vez es otra cosa la que me llama la atención, veo frases subrayadas y anotaciones en los márgenes que ahora no me hubiesen apelado o me hubiesen incitado a escribir. Pero me veo a mí, hace años. Mis inquietudes. Mis intereses.
Hay pocas cosas que hacen tan palpables nuestra propia evolución interna, gustos, manías, madurez, afectos e intereses como los libros que nos han encantado en un inicio y que volvemos a releer en distintas etapas de nuestra vida. Las situaciones que nos parecen interesantes según el momento que estamos viviendo, frases subrayadas, la opinión sobre el personaje principal. Toda esa evolución no es sino la nuestra propia. Nuestro propio mapa vital y emocional. Entonces, si releyendo nuestros libros preferidos aprendemos muchísimo sobre nosotros mismos, ¿por qué no deberíamos hacer lo mismo en los lugares donde hemos sido intensamente felices?
En este caso, no quiero creer en la decepción. Creo en el cambio, en circunstancias diferentes que provocan que veamos con otros ojos lo que nos rodea, pero que, a su vez, es una muestra de lo que ha cambiado nuestra vida. Y de lo que hemos cambiado nosotros. Siempre es bonito ver que no nos mantenemos iguales.
Me gusta pensar que fluimos, que estamos en constante evolución.
Un libro
Una lectura muy delicada, con un estilo elegantísimo y muy fino. Una pequeña joya.
Un poema
Un momento
El finde pasado volví a un concierto. No creo que haga falta mucha más explicación, pero fui intensamente feliz. (Y no me importaría volver al lugar de los hechos).
Una serie (documental)
Hay pocas cosas que me gusten tanto como el verano e Italia. Las dos cosas juntas. Creo que es una combinación perfecta que promete mucha pasta, gelato y paseos piano. Ahora mismo puede resultar un poco más difícil disfrutar de esta sencilla pero exquisita cocina in situ, pero siempre está la opción de hacerlo a través de la pantalla (menos saciante, pero situaciones extremas requieren soluciones extremas).
Está el documental Trip to Italy, con los humoristas británicos Steve Coogan y Rob Brydon. Tiene ya siete años, pero me sigue pareciendo estupendo.
Otra serie reciente es el nuevo documental Stanley Tucci: Searching for Italy, un viaje por los platos más típicos de cada zona y la historia que atesoran.
Después de ver estas series, el amor y las ganas por la buena cocina garantizado están garantizadas.
Una cita
Esto de Leila Guerriero.
Esto es todo por esta semana. Espero que te haya gustado, hecho pensar o simplemente entretenido.
Si crees que le puede gustar a alguien, no dudes en compartirlo.
Nos vemos en dos semanas.