El otro día, en el metro, leí un artículo en TELVA sobre la elegancia y el vestir bien, escrito por Marta D. Riezu. Tanto me gustó lo que decía, que me lo guardé para leerlo más tarde en casa, con tranquilidad, y así poder reconsiderar y meditar sobre lo que decía la autora. No sé cómo llegué a este texto de mediados de 2018, intento recordar de dónde pude haber sacado el link, pero no hay forma. Igualmente, lo acepto como una de esas pequeñas alegrías que nos da la vida.
El caso es que, lo que dice Marta me parecía de lo más acertado (y elegante). Creo que cuando se habla de elegancia se entra precisamente, sin excepción, en ese estado. De tranquilidad. Serenidad. Buenas formas. Educación. Un placer por sí mismo.
“Ser elegante en 2018 no tiene tanto que ver con lo que atesoras en tu armario como con la cultura, la educación, la sensibilidad.”
El título del artículo es “El placer de vestirse bien (de nuevo)”, y está dividido en cinco apartados: la herencia, para quién nos vestimos, pensar en moda como en finanzas, el físico sólo es una parte y, por último, qué es ser elegante hoy.
Quiero hacer un pequeño inciso en el último porque me parece una cuestión difícil de abordar con el relativismo que impera en la actualidad.
¿Qué es ser elegante hoy?
No es la propia Marta quien responde este apartado, sino que son pintores, artistas, consultores de moda y diseñadores los que se encargan de ello.
"Lo resumo en dos palabras: saber estar" - Inmaculada Urrea, consultora de branding
"no seguir tendencias. Elegir con franqueza, con simplicidad, seguramente con errores. Sin personalidad y educación no hay estilo. No hay que llamar la atención, sino dejar un recuerdo inconsciente a quien sepa apreciarlo. El amor a la belleza hace que uno acabe pareciéndose a lo que quiere ser". - Jordi Vayreda, diseñador
"Me viene a la cabeza mi abuela. Una elegancia silenciosa. No la pillabas nunca en un renuncio. Era exquisita hasta en sus sombras. Hay elegancia donde no hay impostura, doblez, tendencia ni pretensión. Hay elegancia cuando no se pretende ser nada y en cambio se está dejando salir lo que es uno. Las personas más elegantes que conozco son dos hombres de campo, payeses. Uno de Lérida y otro de Aragón: porte noble como el tronco de un árbol, pocas palabras, mirada limpia. El silencio es profundamente elegante, ahora que lo pienso. Silencio es esencia, verborrea son capas y más capas" - Teresa Estapé, artista
La elegancia es naturaleza, sencillez, gentilidad y generosidad.
Ahora viene la coincidencia (que da título a esta carta).
Ayer por la tarde estaba mirando Instagram cuando, sin fijarme en el perfil que publicaba la imagen, vi la fotografía de un libro -una cubierta blanca, sencilla, sólo complementada por el título Agua y jabón- y escrito debajo *SOLD OUT*.
En el texto que continuaba decía que la editorial había informado a la persona que publicaba la foto (que seguía sin saber quién era) de que se habían acabado todas las unidades de stock y que ya no habría más reimpresiones. Esto se debe a la filosofía de la editorial: todos los libros que publican tienen una única tirada inicial. Y ya está. Entre la pulcritud de la portada y el saber que no tendría la posibilidad de tener el libro, aparte de que, precisamente por su falta de stock, se estaba convirtiendo en algo exclusivo para algún suertudo que se encontrase unos últimos volúmenes en una librería, me puse a buscar como una loca. En todos los sitios ponía fuera de stock, fuera de stock, agotado, fuera de stock. Cuanto más veía estas palabras, más ganas tenía de tenerlo, aún sin saber muy bien de lo que trataba (lo sé, tengo un pequeño problema).
Llegué a tal punto de frustración que escribí a mi tío preguntado si él lo tenía -cabe destacar que mi tío tiene MUCHOS libros- pero la respuesta fue negativa. Por entonces, ya había leído sobre el libro, de lo que trataba, una entrevista con la escritora, comentarios, etc. Mis ganas de tenerlo estaban justificadas. Era una tragedia.
Pero cinco minutos después me llegó un mensaje suyo. Lo tenían disponible en La Central de Callao. Una maravilla.
Esto escribe la editorial Terranova sobre el libro:
A Cecil Beaton le preguntaron: ¿qué es la elegancia? Y respondió: agua y jabón. Con eso quiso decir: no hablemos otra vez sobre la elegancia explícita, por favor. Es más interesante todo aquello que pasa sin querer, y que nace sin más pretensión que la mera diversión de existir. Agua y jabón como imagen de lo sencillo, lo útil, lo de toda la vida. La elegancia involuntaria no tiene que ver con lo estético o lo feliz, ni con nada exterior. Está cerca del silencio, el bien común, la paciencia, la naturaleza, el gesto generoso, la voluntad de construir y conservar.
La elegancia involuntaria proporciona en quien la contempla una sensación de complicidad, estímulo intelectual y conexión emocional.
En Agua y jabón se habla del amor a las bibliotecas públicas, los viajes de novios de nuestros padres, el chistemalismo, la familia Cirlot, Paul Léautaud, los pájaros, el paseo errante, los hippies sospechosos, el olor de las pastelerías, los viajes en tren, Bruno Munari, Rei Kawakubo, la Venecia de Wagner, comer fruta directamente del árbol, lo cursi, el Rastro, Josep Pla, las manías, los tricornios, Snoopy, barrer nuestro trozo de acera, Morandi, Barral, Bofill, el surf, el tweed, el queso, los jardines.
Y, ¿adivináis quién es la escritora? Exactamente. Marta, la autora del artículo de TELVA que tanto me había gustado. Puede parecer una tontería, pero esta coincidencia me hizo muchísima ilusión, como a una niña pequeña. Ese artículo que me había gustado, se había convertido -parcialmente- en un libro.
Todas estas divagaciones para comentar que me encanta la elegancia. Pero no la “elegancia” regida por las marcas caras y la altivez. No. Lo que me gusta es la sencillez de los modales, una buena educación, una sonrisa sincera, una mirada limpia, serenidad y calma, bondad y generosidad de pensamiento.
Un libro
Manteniéndonos en la elegancia, un libro que he leído y disfrutado muchísimo es este de Natalia Ginzburg. Tiene una forma de escribir elegantísima, una prosa sencilla y depurada, pero que es un deleite para los sentidos.
El planteamiento de la editorial Terranova
Este texto lo publicó Marta D. Riezu debajo de la foto de su libro. Me parece bonita esa defensa de lo limitado, de no seguir y seguir vendiendo, de fomentar la artesanía del libro como algo que se acaba, una obra de arte limitada.
La descripción de perfumes
Pocas cosas hay que me parezcan más elegantes que la descripción de un perfume. Es un mundo con el que poco he tenido que ver pero que, cuando te metes un poquito, te absorbe completamente. Hace unos días, @thesingularolivia hizo un consultorio de perfumes en sus stories. Pedía que le mandasen una situación o recuerdo que se quisiese evocar, y ella respondería con un perfume. Una noche de verano en el mar, la madre arreglándose y poniéndose talcos, un verano en Italia, el salitre del mar. Me pareció un trabajazo, porque no solo era encontrar el perfume que pudiese recordar a esa situación -cosa bastante complicada- sino que también te describía las notas de cada perfume. Sus respuestas, encima, eran visualmente muy estéticas. Efectivamente, me entraron muchas ganas de comprarme diversos perfumes que rondaban los trescientos euros.
Una canción elegante
Lontano dagli occhi, de Sergio Endrigo.
Esto es todo por hoy. Espero que os haya gustado, hecho pensar o simplemente entretenido.
Me despido hasta septiembre. Os deseo un agosto descansado, disfrutón y elegante.
Nos escribimos pronto.