Un día, hará ya cinco o seis años, decidí que celebraría mis 24 años con una fiesta que durase 24 horas. Puede sonar a tontería o locura, pero yo estaba emocionadísima y muy ilusionada con esta ocurrencia. Empezaría sobre las 10 de la mañana, con un desayuno/brunch/alguna-comida-regada-en-champán-y-mimosas, y con todos los invitados reunidos y disfrutando distendidamente de la compañía y conversación de gente, tal vez desconocida, pero muy maja. Después de unas cuantas horas, vendría la exploración de la ciudad. Me hubiese gustado hacerlo en algún sitio relajado, por ejemplo Florencia, donde il buon mangiare es fundamental. Básicamente, en algún sitio donde la dolce vita se respirase por todas las esquinas. Paseos, fotos, una copa por aquí un chupito por allá. Muchas risas.
Obviamente, un plan cultural no podía faltar en mi fiesta. La visita de una exposición verdaderamente bella donde se mostrasen, por ejemplo, esculturas de Bernini o de Miguel Ángel, y donde la inspiración fluyese como el agua que manan las fuentes. Después, si hubiese una playa cerca, tocaría un baño rápido en el mar, aunque las temperaturas fuesen gélidas.
Pasado un día de aventura y conversaciones regadas en vino, empezaría la fiesta. Primero, calentando motores en casa y después yendo a bailar a una discoteca (quién recuerda qué era aquello?). Obviamente, cerraríamos el sitio, bailaríamos sin parar hasta que nos echasen y saldríamos después a desayunar (si el sitio lo permite) unos buenos churros con chocolate.
Como seguramente podréis imaginar, esta fantasía mía se ha visto truncada por el 2020, que dio un giro de 180° a cualquier plan que yo pudiese tener. No estoy resentida (aunque me hiciese mucha ilusión), porque tengo previsto llevar a cabo mi plan magistral el año que viene o cuando las circunstancias externas me lo permitan (como si es al cumplir los 70). Además, tengo el recuerdo de mi cumpleaños del año pasado, que se asemejó más a una boda gitana que a un cumpleaños, empezando las primeras celebraciones el jueves y acabando las últimas el lunes de madrugada.
Mañana es el día, y aunque no pueda tener la celebración que me había imaginado (soy muy partidaria de celebrar todo lo que se pueda celebrar, por muy pequeño o insignificante que sea, por lo que sé que este año va a estar lleno de celebraciones), tener la ilusión del futuro y los recuerdos del pasado ya me hacen muy feliz. Sin embargo, eso no quita que igualmente pueda hacer algo especial para celebrar mis 24 años, aunque no vaya a haber discoteca.
Aquí van algunas de las cosas que tengo intención de hacer mañana y que, tal vez, también sean de interés para vosotros.
To-Do 11.01.2021
Ver amanecer.
Escuchar muy de madrugada a Chet Baker y asombrarme ante el talento de algunas personas.
Disfrutar de mi café calentito con evermore de Taylor Swift sonando de fondo, y seguir asombrándome. Por el placer del café y por el regalo de la música.
Disfrutar del sonido de la naturaleza, porque es asombroso todo lo que se llega a oír cuando de verdad escuchamos.
Acabar Madres e hijos de Theodor Kallifatides, cerrar el libro y agradecer que hay libros que, aunque no lleguen a las listas de best-sellers ni arrasen con las masas, son auténticas golosinas
Revolcarme en la nieve y sentir que el tiempo aunque pasa, no pasa si no queremos.
Escribir sobre lo que de verdad importa, sin tapujos, sin miedos ni censuras, dejándolo todo sobre el papel.
Empezar En un Café de Mary Lavin.
Leer This Old Men de Roger Angell, publicado en The New Yorker.
Leer My Dinners With Le Carré, publicado en The Washington Post.
Aplicar la máxima de que “Rodearte de cosas bonitas no hará tu vida más bonita”.
Hablar por teléfono con las personas que quiero y decírselo.
Hacer fotos, de lo que sea y cuando sea, pero retener los momentos que me importan.
Bailar y seguir asombrándome por cómo me apasiona y me mueve y me cambia por dentro.
Soplar mis 24 velas (o el número 24) y pedir algo (lo sé, no sirve de nada, pero sigue siendo un ejercicio muy bueno para ver lo que de verdad queremos).
Jugar a un juego de mesa con una copa de vino y mucho tiempo, y tener claro que la gente con la que te rodeas acaba siendo la que da forma a tu vida.
Puede parecer un plan bastante simple, pero yo ya estoy emocionada por que llegue mañana! Tal vez no me dé tiempo a hacerlo todo, o tal vez me quede corta con lo que me he propuesto, pero esto va a ser mi nuevo “plan de fiesta” para mi cumpleaños. Un plan que quiero seguir viviendo durante todo el año. Leer lo que me gusta, apreciar lo que tengo, valorar a mi gente y sentir. Sentir mucho, vivir mucho y querer más aún.
Os deseo una feliz semana. Los que estáis en Madrid, seguid disfrutando de este regalo inesperado que ha sido Filomena, y tener muy presente que, aunque cumplamos años, depende de nosotros seguir manteniéndonos llenos de ilusión y esperanza.
Os escribo pronto! Hasta entonces, nos vemos por aquí o en Instagram.
Cuidaros mucho!
Feliz cumpleaños Helena, disfruta de esos estupendos 24 y que nos sigas deleitando con estos maravillosos escritos muchísimos años más.!!!
Un abrazo