#23 Volver al origen
No lo voy a negar. Volver no me ha resultado fácil. No porque no me apeteciese -eso nunca- sino más bien por la duda ante la que me he visto: por dónde empezar. Un mes y medio. Ha pasado tanto y a la vez, tan poco. Como buen verano, en él todo pasa, pero cuando se vuelve a la normalidad, a la rutina, todo sigue igual. Y qué bien.
Bendita rutina. Y bendita cotidianidad. Poco se las valora pero son, si uno se para a observarlas de cerca, lo que nos construye y nos forma. Similar a ese mantra -con el que estoy en profundo desacuerdo- de ‘eres lo que comes’, pero con bastante más sentido. Eres lo que haces, mucho más que lo que dices. Más aún, si es todos los días.
Hay una frase que se le atribuye a Kafka que dice algo así: “Lo cotidiano en sí mismo es ya maravilloso. Yo no hago más que consignarlo.” Escribir sobre lo cotidiano. Sobre lo normal. Sobre lo extraordinariamente ordinario. Eso es un poco sobre lo que van estas cartas, sobre lo que versa este pequeño espacio, esta pequeña comunidad. Consignar lo cotidiano. Consignar la extraordinariedad de lo ordinario.
Estos días he releído algunas de las cartas que envíe al principio de esta aventura hace ya casi un año. La primera, la declaración de intenciones, lee así:
(…) La sensibilidad se tiene que entrenar, el saber mirar, el saber ver y escuchar y, sí, también, el saber pensar. Todo eso se aprende.
Lo que quiero decir es que, con estas cartas, mi humilde propósito va a ser aportar mi granito de arena a descubrir esas joyas culturales que veces pueden pasar desapercibidas.
Siempre me he sentido atraída por la belleza. Y me he dado cuenta de que no tienen que ser cosas grandes y relucientes, o algo impresionante. La belleza se puede hallar en la humildad de una sonrisa amable, en una buena noticia, en un cuadro a primera vista incomprensible, o en un libro que no nos impresionó, pero sobre el que seguimos pensando semanas después de acabarlo. Puede ser una pieza de música escuchada en la calle, una frase muy bien escrita, un cuadro visto en Instagram, una noticia importante. Pero, al final, es en el conjunto de todas estas pequeñas piezas donde reside nuestra humanidad. Y en estos tiempos raros e imprevisibles, donde hemos tenido que aprender a hacer tantas cosas de una forma distinta, es donde también podemos crear ese pequeño hueco para la cultura y, en definitiva, para ser humanos.
Un pequeño hueco para la cultura, para la belleza, para la calma. Escribía Dostoievski en ‘El Idiota’ que “la belleza salvará al mundo”. Soy completamente platónica al respecto, considero que belleza, verdad y bien son palabras intercambiables. “La belleza es el esplendor de la verdad”, escribía Platón.
¿Quién no ha visto el Rapto de Proserpina de Bernini, La Piedad de Miguel Ángel o ha leído La resurrección de Georg Friedrich Händel de Stefan Zweig, escuchando El Mesías de fondo, y no ha atisbado un rayo de verdad auténtica, pura? ¿Quién no ha andado por Roma y ha visto algo? O en la naturaleza. Ahí está toda la belleza y toda la verdad.
Belleza es verdad; verdad es belleza. Sólo esto sabrás aquí en la tierra y sólo esto necesitarás saber. - John Keats
Hace unos días hablaba con un compañero del trabajo sobre el estado del mundo, de la juventud, del futuro. Él lo ve con pesimismo. Todo va a peor, la educación se ha perdido, el respeto, los ideales que merecen la pena. Una fuga de valores. En ese instante, mientras enumeraba todo lo que está mal en el mundo -la lista es larga- me vino a la mente la frase de Dostoievski. La belleza salvará al mundo. Me niego a caer en el derrotismo, en aceptar que todo está perdido, siquiera a ver que todo está perdido.
Porque nos queda la belleza. Siempre nos quedará la belleza. Y, por ende, la verdad. Y, con ella, todo se puede.
(Madre mía, he empezado intensita este curso 😅)
Libros
Os iré contando sobre mis lecturas del verano, pero mi libro del verano ha sido este.
Me ha encantado. Me ha hecho reír, me ha hecho asentir, replantearme media vida, reír un poco más y confirmar que, efectivamente, esta chica tiene un tema muy claro: la familia es lo más importante.
El día que murió Hilario, después de su entierro, me di cuenta de que una de las razones, la razón principal por la que quería tener hijos no era por ser madre yo, sino por hacerle a él abuelo y a mi abuelo bisabuelo. Por continuar con un linaje, por devolverle lo que me había dado, la vida y el amor.
Ana Iris tiene un estilo muy particular, no es para ser leído en voz alta, pero es un estilo muy hablado, muy coloquial y castizo y refranero. Es refrescante.
Ahora mismo ando fascinada con otro libro, Hamnet de Maggie O’Farrell. Sé que con estas dos lecturas no le estoy descubriendo a nadie nada nuevo, pero yo tiendo a desconfiar de las megatendencias (estos dos libros lo han sido) y es bonito ver que algunos libros que tienen mucho hype son verdaderamente buenos.
Artículos
Me dio una enorme alegría saber que EL PAÍS ha fichado a Ana Iris. Una columna a la semana, todos los sábados. La primera, sobre su abuelo Vicente, es preciosa.
“No fue leyendo a Eva Illouz ni a Brigitte Vasallo ni a Ortega que comprendí el amor: fue escuchando hablar a mi abuelo Vicente en su comedor con la persiana a medio echar. Un día señaló lo duro que era pensar en no verla más y le respondí que se pusiera a creer en Dios, que total, le salía gratis. Se rió, negó con la cabeza y me respondió que no era tan fácil, y claro que no lo es: la fe no es sencilla, piensen lo que piensen los que se empeñan a reducirla a un consuelo para tontos, y eso mi abuelo lo sabe. Lo sabe porque nunca creyó en Dios pero sí en su Mari Cruz, y lo hizo en las circunstancias más difíciles, en las jornadas que no acababan nunca, en la soledad del emigrante que dejó en su patria todo lo que tenía: la familia.”
Esto de Elvira Lindo sobre obviar la belleza en las mujeres cuando son bellas.
“Una mujer no debe ser juzgada por su físico, por supuesto, pero tampoco es lógico censurar que se celebre lo bello, igual que ocurre si se trata de un hombre. Una foto de Paul Newman no solo nos hace pensar en que fue un gran actor; es sin duda una imagen excitante, deseable, que provoca esa alegría que solo los sentidos conceden.”
Me ha parecido muy interesante esto de Alberto Olmos, ‘El amor según Instagram’. Es deprimente y lúcido a partes iguales, y tiene bastantes puntazos. Me gusta Instagram pero creo que se nos está yendo un poco de las manos.
“No ignoro que hay mucho trabajo detrás de conseguir ser completamente superficial. Incluso diría que estoy a favor de que la belleza —tomada como una abstracción modal— pueda ser electiva, y si te eliges guapa a pesar de no parecerlo, y empeñas tu vida en ser considerada extraordinariamente sexy a costa de cirugías, filtros, Guccis y renunciamientos, por lo menos has conseguido algo. No sé, un millón de seguidores en Instagram y hasta vivir de ello. Algo.”
“La gente no se fotografía cuando es feliz y lo sube, sino que se fuerza feliz y lo sube.”
Este artículo de Rodrigo Cárdenas Valenzuela en Nueva Revista, que se titula ‘La belleza salvará el mundo’.
“La ética supone para el hombre la búsqueda del bien, lo que implica un esfuerzo que apunta hacia la belleza. El bien es fundamentalmente bello pues complace los sentidos y el espíritu del ser humano.
La belleza no se agota con la admiración hedonista o superficial de un cuerpo o un rostro atractivos, sino que representa una de las aspiraciones más íntimas que tiene todo ser humano. De hecho, durante siglos nuestra civilización ha tenido un reconocimiento hacia la belleza por medio de altos niveles de sublimidad en las artes, la arquitectura y la misma vida cotidiana.
(…) Esa interconexión entre belleza y lo sobrenatural fue establecida por Platón que consideraba la belleza como la llamada de un mundo ajeno al nuestro. Es además una interacción inevitable que está amarrada a la naturaleza del ser humano para quien la belleza está muchas veces expresada por lo sagrado, lo divino, lo sobrenatural.”
Una palabra
“Onsra” en Bodo, el idioma hablado por la etnia bodo en zonas del noreste de la India.
“Es la emoción estremecedora que experimenta una persona cuando se da cuenta de que el amor que había compartido con otra no está destinado a perdurar.”
Una artista
Teil Duncan, una joven pintora de Carolina del Sur. Legué a ella por sus figure studies pero también sus pinturas de piscinas y playas me parecen preciosas. Trazo ancho, colores vivos, una combinación muy elegante.
Esto es todo por hoy. It’s good to be back. Os escribo en dos semanas.
P.D. Si creéis que a alguien le podría gustar ser partícipe de esta pequeña comunidad, no dudéis en pasárselo. Os dejo aquí el link.