Coleccionista de frases, así me autodefiní hace un tiempo. Una descripción en cuya esencia encontraba la razón para explicar mi incapacidad de leer sin un lapicero. Necesito retener lo que leo y también necesito retener lo que pienso, por eso escribo. Mis libros, algunas libretas, las notas del móvil y mis capturas de pantalla son testigos de ello: están repletas de pensamientos, consejos, frases, mantras, algún dibujito y todo aquello que, al leerlo, ha prendido una chispa en mí. Cada año, cuando se acerca el ansiado -y temido- fin de año, las listas de propósitos empiezan a aparecer como setas en un bosque y son casi inesquivables. Me parecen estupendas, pero yo prefiero dedicar el tiempo que queda a repasar todo lo que he ido acumulando en el último año y no volcarme directamente en el siguiente. Pensar en las frases, los libros, los momentos. Pararme a leer entre líneas, a recordar quién fui hace unos meses y quién soy ahora. Constatar que todo sigue igual, pero diferente y que, al final, todo se reduce a aprender y desaprender:
Valora a quien sabe cerrar puertas. Literalmente. Te lo dijeron y es verdad: el paso del tiempo todo lo cura. No te agobies, deja que tu futuro te encuentre, inevitablemente lo hará. No dejes de escribir, nunca sabes qué puerta te abrirá. ¿De qué hablan los buenos libros? De la vida. Te explican mejor esta vida. El color es el tacto del ojo, la música de los sordos. Tener gusto es saber lo que es oportuno en el aquí y ahora. Lee a Mauricio Wiesenthal. La belleza es la promesa de felicidad, búscala, deja que te cure. Suca el plato. Dedica tu tiempo a quien quiere que se lo dediques; dedica tu tiempo a quien no lo quiere, pero lo necesita. Toda descripción es una opinión sobre el mundo. Bucea en la poesía: en Salinas, García Montero, Mary Oliver, Miguel Ángel Herranz, JRJ, De Cuenca, Montiel, Neruda, JJL, Plath, Cummings, Vilariño. Cuida la sencillez. En los detalles, en lo pequeño, está lo grande: recoger las migas, ceder el paso, saludar al entrar. Al final, todo se reduce a la persona en la que piensas cuando acaba la noche. La belleza no nos pertenece, pero sí nos pertenece protegerla. Rodéate de personas a las que puedas decir “no” sin necesidad de buscar una excusa. La intensidad de vivir es para mí más importante que los logros profesionales (Elvira Lindo). Vive humanamente, goza de la presencia real de un cuerpo. Si quieres entender el cómo y el por qué de las cosas, escribe. Comparte un Matsu -mejor si es “El Pícaro”- y recuerda: in vino veritas. Admira lo cotidiano, consígnalo. Confía en Él y di que sí. Hay que enseñar las pequeñas virtudes, no las grandes. No el deseo del éxito, sino el deseo de ser y de saber (Natalia Ginzburg).
La vida, al final, se reduce a una pregunta: ¿prefieres amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos? Mantén intacto el don del asombro. Milita en la ilusión. Compra(te) flores. Los cambios siempre dan miedo, y aunque te aterre, di que sí. Algo bueno te espera. No hay nada mas patético que la prudencia cuando lanzarse podría salvar una vida, incluso, posiblemente, la tuya (Mary Oliver). Pide esa copa, disfruta de ese dulce. Aunque queramos ganarle la carrera al tiempo, la vida son dos días: mejor que nos pille alegres y satisfechos. Sé inteligente con a qué le dedicas tu tiempo: acabará formando parte de ti. ¿Qué es el arte? El arte es emoción, así de sencillo. Ve a la montaña, respira ese aire. Las ensaimadas de Ca’n Joan de s’Aigo en Palma son de otro planeta. Reivindica y defiende lo que te gusta y te emociona, aunque sea simple, cursi o raro. La vida es un equilibrio entre placeres inmediatos y placeres que requieren esfuerzo. La música, el arte, las lecturas, la filosofía: con lo vivido, lo escuchado y lo reflexionado se crea un búnker mental (Marta D. Riezu).
Life changes in an instant. The ordinary instant (Joan Didion). Haz fotos a momentos aparentemente sin interés: una mesa llena de copas vacías, las migas de un cruasán, el atardecer acompañado. Te recordarán tu felicidad. Ser libre consiste en ser capaz de recorrer nuestra época a contracorriente de muchas tendencias y modas (Mauricio Wiesenthal). Encuentra tus coordenadas. Rodéate de gente “sé a lo que te refieres”. En una heladería, opta por el sabor más extraño; en el supermercado, opta por Ben&Jerry’s. Procura que tu casa huela a hogar. Mientras nos queden los conciertos, los amigos, la cerveza y el verano, vivir seguirá mereciendo la pena (Xacobe Pato). Busca la sana inquietud en La Paz. Lee Agua y Jabón. Cuando una puerta de felicidad se cierra, otra se abre. No tener tiempo es el mayor de los fracasos. Instrucciones para vivir la vida: presta atención, queda asombrado, cuéntalo. Yo añadiría una más: ten fe. Hogar es aquel lugar en el que dejas de pensar en huir. Que rutinario sea hoy insulto comprueba nuestra ignorancia en el arte de vivir (Gómez Dávila). Bailar es la expresión física de un alma encendida. Las mejores relaciones se basan en la admiración por el otro, por lo que hace, por lo que es, por cómo anda y juega con el mundo. Aplica curiosidad, derrocha paciencia y cultiva la discreción (Leila Guerriero). Allí donde parece que no pasa nada, pasa todo. A los buenos amigos no les define el tiempo que les conoces sino el tiempo que te aumentan. Los sueños se cumplen poco a poco, si no lo crees, escucha tu podcast. Ante la duda, crea. Procura no ser un snob: toma vino con pizza, cita una película de Pixar, admira la sabiduría ajena, defiende tu pueblo. Cómo cuesta encontrar el compás sin alegría (Jesús Terrés). Desde el yo no se puede mover el mundo, pero sí contarlo. Procura, cada día, parecerte más a ti. Ve a conciertos, a todos los que puedas. En la escritura y en la vida no se trata de llegar, sino de seguir (Xacobe Pato). Haz que pasen cosas.
P.D. Como escribe Joan Didion, “we are well-advised to keep on nodding terms with the people we used to be, whether we find them attractive company or not”. Siempre es interesante volver a 2019 y 2020.